«La plaça del diamant»: Años que valen una vida.

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Dirigida y adaptada por Paco Mir y producida por la compañía Eòlia, nos ha encantado esta soberbia adaptación dramatúrgica de la obra más conocida de Mercè Rodoreda. Carla Pueyo y Nuria Bonet dan vida a una tierna Colometa, mientras que Uri Callau toma el papel de Quimet, con excelentes interpretaciones de todos ellos.

Se nota la mano del Tricicle en la concepción escénica del espectáculos, con los actores y actrices continuamente entrando y saliendo por los laterales, recurso que, constatamos, no solamente sirve para teatro mímico sino también para dramas como esta obra.plaça 2

El espectáculo traslada al espectador el silencioso sufrimiento de Colometa, casada con el machista, histriónico, egoísta e irreflexivo Quimet, que no contento con fiscalizarla y maltratarla, la acaba embarcando en un absurdo proyecto de cría de palomas que fracasa estrepitosamente (es de suponer que, en la simbología rodorediana la obsesión con las palomas de Quimet sea una referencia a la expresión catalana «fer volar coloms» como paradigma de la ensoñación, lo poco práctico y lo disparatado)

Y a partir de ese matrimonio desgraciado, de ese marido que lejos de aportar cordura y solidez al hogar, aporta insensatez y riesgo, la obra nos muestra el discurrir de la vida de Colometa, el nacimiento de sus hijos, el advenimiento de la República, la guerra, la durísima postguerra….

El montaje transmite perfectamente ese contraste entre los sueños de Colometa, ese inicio con la escena de la verbena, ilusionante y esperanzador, y la amarga realidad que primero se insinúa con los primeros signos de alarma del caracter de Quimet, se afianza con la angustiosa llegada del primer hijo y se consolida con la guerra. Todo ello, con el elenco de personajes que lo acompañan y consuelan a Colometa, la vecina (Georgina Llauradó), el amigo (Fran Lahera), los rancios señores de la casa donde va a servir Colometa (en un excelente desdoblamiento también Bonet y Lahera).

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Los acontecimientos pasan raudos, como a cámara rápida, casi sin advertirlo, como pasa la vida misma.

Cómo bálsamo sanador , como paréntesis breve, el droguero (magnífico Rai Borrell), que proporciona a la Colometa madura (otro acertadísimo desdoblamiento entre Pueyo y Bonet) algo de estabilidad. Pero finalmente, aprendemos, todo vuelve a aquella verbena en la Plaça del Diamant, a aquellos años duros que modelaron su carácter y de los que ya nunca podrá escapar.

LO MEJOR DE LA OBRA: Todo, desde la extraordinaria interpretación de los actores y actrices, a la atmósfera de ensoñación subrayada por las continuas entradas de los personajes y una muy acertada iluminación de Ignasi Morros, así como el vestuario y escenografía de Jordi Bulbena, como los desdoblamientos que confieren una gran plasticidad y dinamismo, y en fin el diseño sonoro de Ricardo González. Es una obra imprescindible esta temporada para quien quiera conocer y / o recrear el universo de Rodoreda.

LO PEOR DE LA OBRA: Cuesta realmente encontrarle algún pero, como no sea que no será apta para quien quiera montajes no naturalistas o para quien guste de innovaciones dramatúrgicas.

«La Plaça del diamant» estará hasta el 3 de noviembre en el Teatre Poliorama.

Ignasi.

Os dejamos un enlace a un tráiler de la obra:

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