Hemos tenido el placer de ver «Nina» en Sala Atrium, tercera parte de la Trilogia de la imperfecció de Raimon Molins (dramaturgia y dirección), un hermoso retrato de tres destacados personajes femeninos del teatro de finales del siglo XIX: «Nora», versión de «Casa de muñecas» de Henrik Ibsen, «Júlia», basada en «La señorita Julia», de August Strindberg) y «Nina», a partir de «La gaviota» de Antón Chéjov.
El trabajo que ha realizado Raimon Molins, también director artístico de Sala Atrium, es fabuloso: esta trilogía de la imperfección es casi perfecta. Molins, como actor, dramaturgo y director tiene un amplio y muy interesante historial a sus espaldas. Licenciado en Filología por la Universitat de Barcelona y formado en el Col·legi de Teatre de Barcelona, complementa sus estudios en París. Como actor ha trabajado en el Teatre Lliure, en el TNC y en otros teatros y salas, actuando en muy diversas producciones. En 2011 abre Sala Atrium y funda Atrium Companyia (en nuestro blog hemos hablado de diversos trabajos de este polifacético artista). En calidad de profesor de teatro, destacamos que ha ejercido en el Col·legi de Teatre y actualmente es profesor de interpretación y jefe del área de teatro de texto y musical del Departamento de Interpretación del Institut del Teatre de Barcelona.
Nina (impresionante Gal·la Sabaté) se encuentra en un apartamento de Moscú en la más absoluta soledad, esperando supuestamente a que Trigorin, su amor, regrese. Pero él ha regresado con su antigua amante, Irina, (voz en off por Patricia Mendoza) madre del frágil, dulce y sensible Konstantin (encantador Jordi Llordella), amigo y enamorado de Nina. Ella ha entregado su juventud a una profesión, la de actriz, en la que no ha tenido suerte, a un amor, el de Trigorin, que no le ha correspondido bien, y ha sido abandonada por su familia. Se siente desilusionada y sumamente triste.
Tras darse cuenta, con mucho dolor, de que Trigorin no regresará a Moscú, Nina visita la casa de Irina, y se reencuentra con Konstantin, todavía enamorado de ella y sin poder asimilar el amor que siente Nina por Trigorin. El pasado regresa a través de los recuerdos compartidos y el dolor crece hasta volverse insoportable.
Preciosa puesta en escena, fruto del gran trabajo de Joan Rodón en la realización de vídeo, Clàudia Vilà en la escenografía, Maria Domènech en la iluminación, Raimon Molins en el espacio sonoro y Patricia Mendoza en el vestuario. En definitiva, «Nina» es uno de los espectáculos teatrales imprescindibles de la temporada.
«Nina» estará en cartel en Sala Atrium hasta el domingo 4 de junio.
Laura Clemente.
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